El sistema económico vigente durante décadas ha sido la economía lineal, caracterizada por un flujo continuo de extracción de recursos, transformación en productos, consumo y posterior desecho. Este modelo ha sido responsable de:
Este esquema ya no es viable. La economía lineal no tiene en cuenta los límites del planeta, y su continuidad compromete el bienestar de las futuras generaciones.
La economía verde es aquella que promueve el crecimiento económico sin comprometer el medioambiente. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se trata de un modelo que mejora el bienestar humano y la equidad social, al tiempo que reduce significativamente los riesgos ambientales.
Sus principios fundamentales incluyen:
Además, la economía verde impulsa sectores como las energías renovables, la movilidad sostenible, la edificación eficiente y la agricultura ecológica. Este modelo económico apuesta por una transición justa, donde los beneficios del desarrollo sostenible se repartan de forma equitativa.
La economía circular va un paso más allá: busca cerrar los ciclos de vida de los productos, materiales y recursos, imitando los procesos naturales donde no existe el concepto de residuo. En este enfoque:
Este modelo se basa en los principios de las 7R:
La economía circular contribuye significativamente a reducir la dependencia de materias primas importadas, disminuye la presión sobre los ecosistemas y abre oportunidades para la innovación y el empleo sostenible.
Los principales beneficios que aportan estos modelos incluyen:
Además, las empresas que adoptan estos modelos suelen mejorar su reputación, acceden a nuevos mercados y atraen a consumidores comprometidos con la sostenibilidad.
El Análisis del Ciclo de Vida (ACV) es una herramienta clave para evaluar los impactos ambientales asociados a un producto o servicio desde su diseño hasta su disposición final. Este enfoque permite identificar:
El ACV es fundamental para diseñar estrategias sostenibles, mejorar procesos y tomar decisiones informadas en todas las fases de producción.
El ecodiseño es una técnica que integra criterios medioambientales desde la fase inicial del diseño de un producto. No se trata solo de estética o funcionalidad, sino de:
El ecodiseño permite a las empresas anticiparse a normativas ambientales, reducir costes, innovar y posicionarse en un mercado cada vez más orientado a la sostenibilidad.